SALTA.- El sueño de ascenso al que acunaban en la ciudad de Juan Bautista Alberdi, lamentablemente, quedó trunco ayer en el estadio “Padre Ernesto Martearena”. Deportivo Marapa no pudo hacer prevalecer la ventaja que había sacado en el partido de ida jugado en el sur tucumano (1-0), al caer derrotado 3-1 frente a San Antonio en el cotejo que se jugó ante buena cantidad de espectadores que le dieron un marco festivo a la revancha de la final de la Región Norte 2 del Federal C.
El final del encuentro mostró dos caras distintas. Por un lado, los hinchas del equipo de Villa Alberdi dando rienda suelta a su alegría por haber conseguido el objetivo, mientras que los jugadores y simpatizantes visitantes mostraban su disconformidad por el arbitraje de Guillermo Infante.
Es que al juez santiagueño se lo notó con una alarmante falta personalidad para impartir justicia en los momentos críticos del cotejo. Hasta se lo notó algo parcial. Un ejemplo claro de su desacertada tarea fue aquella jugada en el primer tiempo en la que anuló un tanto que anotó Diego Velárdez, aduciendo posición adelantada del goleador. Podría haber significado el 2-2 de Marapa.
En lo que se refiere a lo estrictamente futbolístico, los dirigidos por Walter Villafañe entraron a jugar el partido muy desconcentrados. Esto le permitió a los salteños sacar rápida ventaja en el marcador. En los primeros tres minutos Marcos Navarro -la figura del partido- y Emmanuel Cáceres establecieron una ventaja que luego San Antonio fue manejando con mucha autoridad, con el correr de los minutos.
El tanto que anotó Velárdez, cuatro minutos después, hizo que la visita pudiera seguir en partido. Pero cuando se terminaba la etapa, Matías Vicedo estableció el 3-1 que sentenciaría el resultado final.
En el complemento, el local se dedicó a manejar la diferencia y a jugar el partido lo más lejos del reducto defendido por Mauricio Pegini. Cuando se moría el partido, en los pies de Luis Russo Marapa tuvo la posibilidad de descontar y de forzar la definición por penales, pero falló al rematar débil -desde buena posición-, a las manos de Pegini. Entonces fue el final y despedida para Marapa.